martes, 8 de febrero de 2022

Rondas: Teódulo López Meléndez

 

 


Rondas

Teódulo López Meléndez



 

 

 

 

 

 

 

 

 


A Eva

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

PRIMERA RONDA

Inmersión

1

Quedo sobre la mañana de trapo rojo en un piano insensible cuyas teclas hacen de esclavinas murmurando tedio. Digo, mientras el jazz escancia y explana teorías como aletas desgastadas del vino. Las sentencias de rio monocorde transcriben la farsa desleída, corrompen la señal de una estrella pintada en un vaso y un sueño magañoso. Las llaves brillan en la puerta que está allí.

2

Transcribo. El escribiente murmura dedos. Sucede el tiempo, creo esta calle oscura sin animales no maúlla, no se ve la lisura, la mengua amputada. Vamos a contarle al vacío una circunferencia. Los mástiles desbocan la tortuosa madera, esos dientes aíslan traspapelan y la incoherencia me envuelve suave como un manto de olvido.

3

Una sombra se envuelve en papeles yace algo yace allí la demencial parsimonia. Raíces dejadas sobre un cemento la luz miro y no veo una espiral que me deshace los ojos. Pronuncio lo mudo, arqueo la tozudez, desgasto protegiendo lo concéntrico, soy posterior. 

4

Puedo con mi desgaje la piel en lo insignificante no estoy para hacerme humo debajo de la corteza de la cueva la sal se expande lamer óxido de cintillos anudados la percepción corrompida en aquella profundidad.

24 de diciembre 2020

 

 

 

 

 

 

 

El fingimiento de la memoria

1

Jugar con la noche no me corresponde, no es mía, dejado allí como árbol desgastado, una imposición hosca que mis uñas cortan de criaturas pequeñas. Puedo andar sobre animales bicéfalos, no me cuenten de pelajes desconocidos, mido la distancia entre la muerte y la sobrevivencia en el estanque que soborna.

2

Las llaves y las puertas unas transparentes se mueven desde el ángulo irrisorio cuando meto los dedos en el espejo una distorsión escapa y persigue por los fláccidos espacios del contorno. Limito angosto reduzco, no está en la amplitud de cadáver el manto a menos que alguien se siente para la apariencia de lo inevitable.

3

Resumamos lo difícil considerando que todo está lo mejor posible. Anatema la imposibilidad de la palabra garfio, el cuello atizonado de una penumbra no no no es la noche, váyase al desván tal conjetura, se trata del orden del desvarío cada porción regada sobre lo enclenque apalancado de tiempo. Ya basta esta animal memoria que finge.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Jeringonza

1

Debo contar se me repite y la estafeta clausura y me provoca irme a dormir pues allí se asoma un ruido de manantiales trastocados y el agua lava las uñas y siento la tala de mis dedos que se acortan. Es un inmenso ver la reducción de los anillos sin huesos largos no se sostienen nada de lanzarlos a los improperios de los paraderos imprevisibles.

2

El silencio es tan profundo como una canción cortada, la evaporación trata de un desgarre de la atmósfera, haz ejercicios respiratorios que el tabaco se te ha hecho meandro, a ver a ver hondo una docena y desdibuja desde allí suena, no sabes no huelas esconde en una jeringonza.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ceguera

1

La señal viene desde abajo buceo la obviedad y las palabras circuitos se hacen arrugas trasteando los estantes. Son diseños que la pared absorbe y me absorbe hasta marca antigua sobre el lenguaje insonoro la raya en el muro se deslíe la limpieza de los sonidos infecundos.

2

Vuelvo a mirar la sonrisa implantada en los escarabajos y mis dientes carcomidos por los alimentos de los piojos. Reptan los vocablos la hilera sólo puede ser exterminada con un paño húmedo asesino de insectos y procedo y vuelven a surgir de los intersticios de las hendiduras de las misericordias de la sobrevivencia.

3

Recibo la advertencia del capuz y respondo con una mueca deslizada desde las encías de la parsimonia enderezo estos huesos y pongo palabras sobre el lugar donde sigue ese borde del lugar y dicen que de cataratas de sombras y no puedo ver más allá no puedo ver más allá y no sé si es la ceguera de mi extinción. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La palabra inmóvil

1

Debería venir distraída en otros a mi suerte de tamarindo olvidado y paloma al tentativo de tocarlas sobre el filo de una madera erguida. Los higos aún sobre el verdor opaco de un despeñadero. Oh, el desgaste exhuma el mirar de cuando se añoraba la tapia, el resumen de la tierra envuelta en canales para impedir la entrada a los recintos.

2

El cuaderno está allí en un gusano verde desmantelado. Las ruedas no logran el escape no viene tras el marcaje de la vendimia y el viaje. Se hace grano diletante sobre la caída al borde de la estatua similar a una sombra.

3

¿Adónde? En el interior de una mordida o en el secreto debajo de un lecho inocente. Oigo en la ventana que no existe, en la tranca inofensiva de la puerta puesta allí al azar de la aventura. Pedaleo el tiempo no me interesa si porfía vuelvo ah, el cuaderno la tinta de la parsimonia allí estoy pasmado de palabra inmóvil. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El territorio de la prisa

Tuerto enclenque emito las voces las oigo pero se me distorsionan no puedo confesar intenciones se me ha hecho una pausa donde habito y sigo mirando sin oír este silencio me hace sujeto de los pajarillos negros que entran a mi cocina. No se sabe que buscan pues no dejo mendrugos sobre el territorio de la prisa.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Las calles solitarias

1

Si son lisas serían chubasco de una pisada de tinta un dedo impregnado advertencia sobre una torcedura trazada desde este desgano forzado a la palabra.

2

Debo invocar al cosmos supuesto viajero sin percepción pergeñador a oír a oír la voz desde no sé a qué sabe merezco un estertor de los antiguos constructores de calles solitarias.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Rotular

1

Puedo estar en la constelación de lunares barridos por la insolencia del vacío, apenas una tentativa de expansión a la cordura de lo que se extiende más allá de mis arcadas donde sigue. La velocidad aletarga y no puedo usar la humedad de mis tentáculos. La velocidad barre las ecuaciones del lenguaje de bicicleta de niño tentado.

2

Admito un zumbido de trompeta una catalepsia de moribundo que aspira un letrero de carcajada anunciando el sitio y la aceleración permitida de los años luz extendidos en un pergamino de Mesopotamia o en el relato de un imperio caído. Nada dice aquí de la distancia del entrevero humano ni mido mis pálpitos que ya a nada saben en lo que sólo va como una trementina untada sobre mi pecho para calmar la tos de los pálpitos.

3

No recibí convite ni una tarjeta con identificación, soy un entrometido sin biosfera agradezco mi resistencia al impacto certero que se abre para ceder el paso hacia la nada y asumo una inédita felicidad de volver a su propiedad a su dominio sin nombres y construcción de párrafos. Pero debo rotular si no rotulo niego y rotulo para no negar absolución desleimiento abstracción y en la duda me siembro para no rotular.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

SEGUNDA RONDA

Pairar

1

Los arados se divierten al alejarse hechos fuego de las cicatrices perpetradas de pasajes en la superficie colectiva de los astros. Más allá sobre la nada el vacío se rellena de los efectos previos de los bueyes. Estos son tiempos de ver carromatos cargados de cadáveres mientras la velocidad rompe una tiniebla y otra se aposenta sobre las veredas sin verdores.

2

De espaldas voy poniendo nombres heredados por mi memoria de antiguas ciudades y de ruinas, una columna subterránea o un reflejo en el mar transparente como un recuerdo de segundos. Escojo al azar bajo el capricho de las tortuosidades y me erijo en registro de redondeces amontonadas donde es ocioso detenerse a verificar si hay vida.

3

Así tantas historias que podría contar  si tuviese el dominio de lo atemporal y el vértigo de esta inmersión no ocupase mi deshecha cintura y mi columna de lagarto. A ratos trato de mirarme adentro para recobrar y las letras se mueven en zumbido en combinación con lo exterior. Me he hecho parte de esto donde voy y así decido quedarme para pairar sin contriciones.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Sin traducción

 

1

Una oscuridad sobrevenida indica la magnitud del engaño y una tenue llovizna lo confirma. Hay aquí una atmósfera y vuelve el ruido de la lejanía en pies envueltos en pelos de animales callejeros. Un grito se posa entre construcciones y logro detenerlo con la palma de la mano. Hay pasos y gente que habla pero no entiendo. No estoy sordo sólo que no distingo los sonidos. Puedo oír lo que dicen en esa calle de la ciudad del idioma incomprensible. Debo determinar su nombre pues son todas plenas de la misma hambre.

2

Veo pasos y oigo rostros hasta de una mujer que se tambalea sobre sus bordes. Los lugares están llenos y ensayo adivinar se llama Caracola se llama Trementina se llama Viento en Convulsión. Entiendo el idioma siempre el mismo que brota de gargantas en suspensión. Conozco lo que dicen y no traduzco al pergamino que escondo debajo de mi lengua.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En el espacio reducido

1

Mi voz sale de ronquidos exhumados de huecos en la hierba quemada por el tibio pacer de la entrañas. La administro al respirar la soledad de un frío dejado sobre una colcha de murmullos y viento. La identifico en unas ramas amarillas abandonadas a su quehacer de tiempo. La tomo en los muñones que me restan y expulso humo sobre el espacio reducido.

2

Logro identificar sentidos en la pequeña araña entrometida en la pintura de puerto en blanco y braceo persiguiéndola en el aire estancado mientras los ruidos circundantes gritan a coro mi silencio.

3

Si la veo ronca deshago menta en el armiño y si la olfateo turbia aplasto el insecto que se suma a mi mano y si la oigo amarilla libero un ojo en la memoria para que este invierno simulado convierta de resuello a esponja.

4

Creo anda extraviada en los senderos que las hormigas trazan y me uno a ellas en la prisa de un diapasón desamarrado con negrura cansada. Sale de ronquidos exhumados y hurgo en el barro de esta agua mía evaporada.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Si logro sobrevivirte

1

Podría condenarte por terminar sobre la Vía Láctea con voces advirtiendo cementerios de otros hombres. Tal vez por esta tenue luz que se hace hisopo en la resequedad antigua. Te asumo como último de tu raza de pronósticos. Te hago sargazo en los secos mares de este mundo y de los otros antiguos de hojalata sustituidos al igual por tus símiles hambrientos.

2

Te llaman tiempo la matemática y los poetas medidores del olvido. Te llaman número los grandes consumidores de éter y vacío. Te llaman en las calles del desierto onírico y en los balcones despoblados y en la heredad de los símbolos. Veo te usan los astrónomos para aseverar que por toda la galaxia hay muertos sin enumerar los lenguajes hundidos.

3

Asumo la marcha de los relojes invertidos y busco la palabra de tu nuevo nombre entre los higos con olvido declarado de virus y asumiendo la declaración formal de los telescopios sobre un tamarindo en la boca de un cráter intersticio tallado por los otros en la memoria que la tierra guarda aunque tierra no fuese llamada ni la medición fuese copia tuya.

4

No pretendo llevarte a la pila bautismal sino a tu sepultura. Se bautiza al irse como a una señal de radio captada en las grandes orejas de los elefantes y que se metamorfosean en colmillos. Te llamaré andrógeno cuadrúpedo o como a mi voluntad le dé la gana si logro sobrevivirte por un segundo.

31 de diciembre 2020

 

 

 

 

 

 

 

 

TERCERA RONDA

La muerte de los estorninos

1

Volaban sincronizados a la imaginación de una galaxia. Al unísono se defendían de los arcos. Buscaban alimentarse del silencio del tedio de los escombros con miles de soles garabateando las amenazas.

2

Decían en lenguaje común el atardecer lo suficientemente bajo para sobrevivir y entrar en el sueño comunicados con el vuelo. Cantaban indicando su posición y evitando los atropellos de las siluetas mediante la evasión de la luz que vulnera.

3

No había halcones sino hombres en la peligrosidad esmerilada. No se preveían asteroides desmigajándose sobre la exhortación del desdoblarse y sólo los núcleos se giraban. Los estorninos alfombraron el hedor a pólvora. 

3 de enero de 2021

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La golondrina imaginada

1

Ya sabía en una golondrina cerca de mí en una vía antigua. Estudié su andamiaje y sus señas de cansancio para morir de aguas sulfurosas. Modulaba sin adentrarse en el día anterior de alpinista de vientos.

2

Ahora leo desde lejos su arruga en pergamino esparcido sobre la quimera y vuelvo sobre el tiempo caducado en la ciudad alejándose en sus ruidos.

3

Ya sólo veo que mi vista se ha tornado extraña. No es voluntaria mi distorsión de los tamaños. Siempre recelo que aquella golondrina era imaginada.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La visita

1

Vienen en anguarina de antigüedades crónicas y deshago el rostro a las verjas y al gránulo de meollos. No les basta mi quietud sonámbula.

2

Cuando salgo hacen trazado de sus cuerpos a festejar mi abandono de la caparazón en silos y relatan noticias de burgos lejanos y abandono.

3

Puse campanillas para detectar su desahogo pero se evaporan entre ellas con habilidad entreabierta de canícula. Están ahora por aquí, picoteando hieres.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Desde el inicio

1

Transcurre desde el inicio. Adviento soplo imanto los términos que dicen mediodía, las tormentas agazapadas en los muñones de los giros. Huella abajo a ver los minerales ácidos los entreveros de mi tanteo iluminados.

2

Hago pájaros de mi arar los promontorios al sacarlos de una piedra coagulada. Ya saben de mi tanto que vienen apenas comienzo a mascullar su hábito. Ya impiden que mis uñas se rasguen haciendo de su visita una tarde.

3

Apenas me volteo a ver sobre lo blanco la crineja de sus descuellas imantadas. Reinicio así poniéndoles tonos de mis asistencias vacías que trazan. Una algarabía me imagino de silencio en los espacios y al inicio a buscar parajes.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CUARTA RONDA

En un tiento

1

En un tiento la luz se deshizo escapada del añejo aguamanil del tiempo. Silenciosos el espacio negro y la delimitación de las distancias. Estaba allí la noche espolvoreada de almendros y la navegación sin cuerpo junto a la inmensidad de los trastornos.

2

Se usurpa de la mano recipiente embebido en el vacío una absorción que deforma los dedos y cruza el rostro indebido de marchito. Para comprender las gotas que brillan sin sí mismas es menester deshacerse sin atmósfera y desprenderse con olvido.

3

Los espacios vacíos se hacen y las ventanas huecos que halan y las moradas lejanía.  Dentro allí fuera y fuera allí dentro. La noche zumbido monótono y la oscuridad un oficio. El espacio polvoreado despide y ya sin nombre se ha encontrado un destino.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

A merced de la apresura 

 

1

Este  mundo sin caminos no tiene nubes de nombres mientras distantes se apiñan constelaciones de rasguidos. Solas canicas sobre un sostén oscuro en un abierto cual espejo de ojos sin mirada.

2

No quiero tocar una respuesta de congruente ni provocar alteración del zumbido monótono que ejerce el equilibrio. Dejo que desnudo me cubra la pátina redonda de cien fuegos  y las piedras se enorgullezcan de minerales derretidos en las calderas de vapor espeso.

3

No hay indicios de posadas y de albergues, camas donde dormir la embriaguez ni puertas de goznes chirriantes por desuso. La flotación de la oscuridad cobija la respiración sin oxígeno y las palabras traducidas. Los ojos innecesarios se dejan a la merced de la apresura.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El tejido de la certidumbre

1

Contraseñas pacen en lectura. Adentro y afuera, la red tupida de copias entrelazadas en hábitos y  millones de caídas. Son largos nodos de agua oscura y de ardor líquido.

2

Se hace el poema como un síntoma y  una transposición de quietud de fracaso. La locura nace en él al otear lo perdido en los síntomas enterrados por los vientos en búsqueda.

3

Allí quedaba algo edificado por criaturas sumidas en el reverbero de los siglos y aquí la memoria de un instante confundido en recuerdo. Los filamentos son estopa en llamas.

4

El tiempo es un vaho detenido en una letra, la búsqueda en aprenderse de un cuaderno encontrado en la repetición que te enseña la obstinación de leer signos.

5

Adentro y afuera está el tejido de la certidumbre donde yacen los sepulcros de epitafio repetido. El que se interna busca el suyo mientras conmemora su piel y los quejidos.

1 de febrero 2021

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

QUINTA RONDA

La armonía de las notas despejadas

1

El elástico vibratorio del cuerpo se hace afluente de una veta cesante. Al tropiezo se le encuentra y se le mira.

2

Se ausculta guiando en si su propia muerte mientras confirma al hombre en una quimera del hombre.

3

Y no se tiene mirada y el tacto inútil ante la nada y la monotonía del silbido validado como eco y el olfato sin simientes en esta confirmación de los inventos.

4

Podrá llamarse la avenencia de las notas despejadas y así la música acepta su conversión y la palabra en armonía.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En el vacío

1

Desde el vacío a la materia tupida y al deshabitado que irradia de ausencia. Surjo a amasar y a nombrar en el soliloquio de la trashumancia la inexistencia a donde voy.

2

Amalgamo con mis ojos cortados y organizo la distancia desde giros e impongo la clemencia de un superviviente a los escondrijos de los símiles.

3

No logro tomar entre mis dedos la respiración de lo recóndito. Sé que en algún lugar están las hendiduras a seres extraviados y aduzco la ceguera original de lo marchito.

4

Estoy lleno de esta materia de lo siglos y de lo inhóspito de las búsquedas, de células dispersas que dejo en cada centinela y en las torres fortificadas. Crujo sin viento.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La lejanía del origen

1

Me confundo en elemento que hinca una grafía e ingrávido gira sobre calma y en escape  de residuos.

2

No amorfeteo la historia de los fines en el parear del sempiterno. Signo de escribidor translúcido las navegaciones al vacío.

3

Desconozco donde estuve detenido ahora que me reconozco de nuevo sin cuerpo a aterirse y apenas me he girado a ver la lejanía del origen. 

27 de julio de 2021   

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Indagación

1

Indago quiéralo o no sobre vacíos y fuerzas imántalas y esta delgadez de los destinos. Si indago las fuerzas centrípetas despiertan en desconcierto alucinado. De la falta vuelve a reconocer que borbotea signos.

2

Acaso este espacio vacío entre disposiciones siembra asilo y sin tiempo convertirse en hueco blanco y blando sin memoria.

3

Quedo indescifrable en lo ahogado tal como se emite y me conforma inhabitable. No me tienta el arribo a alguna formación rocosa plena de vestigios.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

SEXTA RONDA

Desmemoria

1

En el lejano origen ya no hay nada. El punto escaso se ha difuminado en la absorta multiplicidad de los latidos. Los fragmentos del ahora hacen su  voluntad en mis retinas quemadas del exceso.

2

El tiempo ha cambiado su rumbo. No hay pasado ni en las viejas luces que ahora miro extrañado de penumbras. Aquella minúscula cada vez más lejos. Sólo un calor arrepentido viene de ella en desmemoria.

3

Las piernas de aquella galaxia empobrecida se despojan y asimilo ventanas amarillas a la velocidad de los zumbidos. Soy una fracción que se evapora sin cuerpo posible a un regreso.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Temperatura

1

Abuso la lectura de las ordenaciones y al aproximarme creo en estampidas de colores. Las formas de las frases confunden las rutas en bosques de luciérnagas y la traducción de los empeños. No puede uno perderse en las señales de lo opuesto.

2

La temperatura es vorágine que estigma. Asombran el orden y el destello a la flotación de una mirada imaginada en el orden desconcierto. Pacer en el vacío tempera las viejas fronteras del despojo de sentidos.

3

Irradian y la medición inexiste en el fuego de un proceso repetido. Allí debe haber esqueletos de dioses enterrados y pinturas desplegadas en las llamas. Allí deben estar las calenturas y los ardores a deshacerse en el olvido.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Colores

1

Aciano de los nervios las longitudes de las ondas que aún absorbo de reflejos. Tiene ventanas antiguas y un corredor hacia el jardín interior de lo fugado. Si hubiese madrugada diría de riegos atravesando metales desde un pesebre de hierbas hacia la desaparición imaginada.

2

Inmutables destellan obedientes cual rapaces en las ramas interiores de una absorción exagerada. Quiero mirar desde lo negro los huecos en semillas que duermen la exageración, sin embargo no tengo el poder de las entrañas.

3

Sé que hay colores pues me sorprende una retención de cuando ojos me daban de las pieles y glucosas percibir de lo trazado. Abuso al utilizar los viejos nombres. Estos deben tener otros que allí algunos originan y más allá otros olvidaron.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Sonido

1

Mis oídos se perdieron en las ondas de los recolectores de las lluvias y en los huecos de las maderas. Carcoma en las paredes el aire distribuía experimentos con caracolas y las burbujas de las bocas de los frascos. Los cuerpos sonidos de los seísmos del lapso.

2

Eran de agua y aire y de naranja los vigores y la dispersión se defendía con panales de barniz en las voces compasivas. Ahora aguzo de esta caldera lo sonoro en mí. La parsimonia teje el sonido infinito.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

INFINUTUS

De lo incesante

1

Sin restricción lo indeterminado subyuga al despojado. No hay realidades que limiten ni confusiones sin albor. Todo dentro de la inmensidad de mi trasnocho.

2

No hay mínimo que excluya. Me restituyo de esta inmensidad innecesario y observo los capullos en desmedro de lo ausente.

3

Esto es lo buscado de la forma que delimita la materia que percibo desde mi exclusión total de ella. Pueden ser alteraciones lo que veo y estar adelantado detectando lo que hay más allá de este infinito.

4

Se parecen los errantes, hiervan o estén secos, sean eriales o custodios de anticuadas sobras, sean virginales o rasgados de amorfas existencias. Me pregunto inconforme, quizás la hondura de mis rondas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Paradojas

1

Más allá múltiple y no nada. Los átomos me identifican finitud de vacío, si esfera divisible en el continuo. Devengo y he de sucumbir entre antes y después.

2

De substancia imaginada donde universos infinitos no cabe toparse con un límite y proclamar un centro que es sí mismo quizás ahora de  tiempo no medible.

3

No puedo resolver las paradojas desde un Uno. Habré de terminar estas rondas en el viejo lenguaje de mi origen y con las palabras del caído.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ÍNDICE

PRIMERA RONDA

Inmersion

El fingimiento de la memoria

Jerigonza

Ceguera

La palabra inmóvil

El territorio de la prisa

Las calles solitarias

Rotular

 

SEGUNDA RONDA

 

Pairar

Sin traducción

En el espacio reducido

Si logro sobrevivirte

 

TERCERA RONDA

La muerte de los estorninos

La golondrina imaginada

La visita

Desde el inicio

 

CUARTA RONDA

En un tiento

A merced de la apresura

El tejido de la certidumbre

 

QUINTA RONDA

 

La armonía de las notas despejadas

En el vacío

La lejanía del origen

Indagación

 

SEXTA RONDA

 

Desmemoria

Temperatura

Colores

Sonido

INFINITUS

 

De lo incesante

Paradojas

 

 

 

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